Ser = verdad, realidad, esencia.



Acercándome a la verdad divina

En búsqueda de la felicidad

El camino a la felicidad no está en el exterior, se encuentra dentro de cada uno de nosotros. Las circunstancias externas pueden influir en nuestro bienestar, pero la verdadera satisfacción y paz interior son resultado de estar alineados con nuestros valores centrales y los deseos de nuestro corazón.

En ocasiones, confundimos la felicidad y la alegría con los logros materiales o las experiencias externas, cuando en realidad éstos deben ser fruto de nuestra riqueza interna.  Lo externo siempre nos va a parecer poco si no resuena con nuestro verdadero ser. Primero hemos de cultivar todo lo que deseamos dentro de nosotros, debemos descubrir nuestra esencia pura. 

Este proceso es continuo y requiere de mucha introspección y autodescubrimiento. La vida es una gran oportunidad para revelar la divinidad que somos y sumergirnos en ella. 

 

Profundizando en la divinidad

Conocernos a nosotros mismos nos lleva a ver con mayor claridad que no estamos separados de la Divinidad, sino que somos Uno con ella. 

Todos nuestros sueños, bienestar, abundancia, salud o nuestras relaciones con los demás se deben trabajar primero dentro. Es fundamental la constancia en nuestro crecimiento emocional y espiritual para experimentar la plenitud en nuestra vida. 

Ante todo, debemos ocuparnos de construir nuestro palacio interior para poder ver luego resultados en nuestra realidad física. El trabajo interno nos permite mejorar nuestra relación con Dios y construir una base solida junto a él para manifestar y materializar todo eso que desea el alma. 

 

No tengas miedo de conocer y abrazar los deseos y sueños de tu corazón, fueron puestos en él por Dios, lo que significa que se pueden hacer realidad.


Recuperando el poder interior

Se trata de volvernos conscientes de que tenemos el poder de cambiar nuestra realidad y atraer todo aquello que deseamos. Tenemos nuestro derecho divino a tener paz en todos los ámbitos de nuestra vida. Los sueños están para ser cumplidos.

Indagar en nosotros mismos, en lo que ocurre dentro o en aquello que nos preocupa y no se siente bien, es el primer paso. Para ello, solo necesitamos compromiso y responsabilidad. No tenemos que correr ni pegar saltos; es suficiente empezar por nuestro trabajo interno. El corazón es la brújula que nos guía.

Dios desea formar parte de tu camino, pero para que pueda entrar en tu vida, primero tienes que invitarlo. ¿Estás listo para poner de tu parte?

 

 

 

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